Una pausa indefinida

Autores/as

  • Daniel Barbero Sánchez Director de la escuela l’Areny, de Cornellà de Llobregat (Barcelona)

DOI:

https://doi.org/10.32093/ambits.vi54.5008

Palabras clave:

Pandemia, Organización, Comunidad, Normalidad, Derechos

Resumen

Este último año de pandemia ha traído muchos cambios a nuestras vidas. Las escuelas, como parte esencial de la sociedad, no han podido quedarse al margen.

Las direcciones hemos cambiado nuestras tareas del día a día, centrándonos en organizar los centros a fin de hacerlos lo más seguros posibles y, también, en gestionar todas las incesantes e inesperadas consecuencias de la pandemia.

Los primeros meses de confinamiento las escuelas se desdibujan a pesar de los intentos de mantener cierto orden de trabajo y acompañamiento al alumnado. Aunque las valoraciones han sido positivas, fue una demostración de que la educación infantil y primaria debe ser presencial y de proximidad.

Las direcciones hemos acompañado procesos sociales muy duros durante este tiempo: desde colaboraren tareas relacionadas en asegurar necesidades básicas como la comida o dotar de los materiales y dispositivos digitales básicos necesarios a las familias y los niños/as más vulnerables, como en proteger a niños/as para que no sean privados de derechos básicos como el propio de la educación.

Es muy difícil pensar en el futuro después de la experiencia reciente que nos ha marcado una vida diseñada a corto plazo. Las escuelas necesitamos urgentemente, a pesar de que estamos sosteniendo nuestros proyectos con mucha decencia, poder volver a la normalidad que nos ayude a seguir poniendo los niños/as y la pedagogía en el centro del aprendizaje y de las reflexiones y avanzar, también, en tantos proyectos educativos ilusionantes que se han ido revisando los últimos años.

Publicado

21.05.2021

Número

Sección

Experiencias profesionales y personales [ORGANIZACIÓN CENTROS]